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Centro de Ciencias de la Salud de la USC en el campus de Santiago de Compostela de la USC

 

 

Concurso de proyectos para el centro de Ciencias de la Salud de la USC en el campus de Santiago de Compostela de la USC

 

UBICACIÓN
Santiago de Compostela

AUTORES DEL PROYECTO
Gerardo Ayala Hernández
Mateo Ayala Calvo
Marcos Ayala Calvo

COLABORADORES
Mª Concepción Calvo Campos, Ingrid Halbach, Leticia Roqués Gómez, Sergio Jiménez González, Mª Carmen Pozo Saavedra, Raquel Ruiz García, Raquel García Moreno, Virginia Bringas Beranek, Violeta Ordoñez Manjón; Mónica Encinas

INFOGRAFÍAS / INFOGRAPHICS
Drama (Fran Mateos, Eloy Noriega, Pablo Jiménez)

PROMOTOR / CLIENT
Universidad Santiago Compostela

SUPERFICIE
33.170m²

FECHA CONCURSO
Febrero 2022

 

MEMORIA

Resolver la edificación a lo largo del fuerte desnivel de la parcela es uno de los desafíos del concurso. Delimitada al norte por la Rua Lope Gomez de Marzoa, el solar presenta un desnivel considerable en el eje diagonal, encontrando la cota más alta en la esquina noreste y llegando a perder más de 15 metros de cota en la esquina opuesta de la parcela. Al tiempo, la parcela se encuentra dividida en dos partes muy desiguales en tamaño por una calle de nueva creación que no soluciona ni aclara los accesos.

El edificio que albergará el futuro Centro de Ciencias de la Salud debe necesariamente comprenderse como modular y flexible, lo que obliga a pensar en una organización unitaria de un conjunto que, a grandes rasgos, se puede dividir en tres usos diferenciados; La Facultad de Farmacia, la Facultad de Enfermería y el Centro de Investigación Biomédica. Esta contradicción entre unidad y dispersión es también un punto de partida de nuestra propuesta, que pretende resolver en un gesto claro y rotundo un programa diverso y flexible.

A estos problemas topográficos y programáticos hay que añadir una condición más, la necesidad de poder ejecutar el complejo en dos fases, incluso contemplando un necesario cambio normativo durante el proceso de construcción.

Se plantean dos accesos principales, independientes, ambos desde el vial de nueva creación, uno para las Facultades de Farmacia y Enfermería y el otro para el Centro de Investigación, de modo que cada uno tiene su identidad propia ayudando a orientar fácilmente a los alumnos y usuarios del complejo.

La propuesta se formaliza entorno a dos “anillos” que, construidos por fases, permiten desarrollar la construcción de un contenedor flexible estructural y funcionalmente, que contendrá el programa de modo que todo el conjunto está interconectado, asegurando el perfecto funcionamiento del centro como conjunto unitario, al tiempo que permite que no existan interferencias entre los distintos usos.

Estos dos anillos bien orientados en la parcela se adaptan al terreno de un modo natural, aprovechando el desnivel generando una planta baja volcada sobre la prolongación de los jardines. En ella se encuentran los usos más públicos del edificio, la biblioteca, la cafetería, el museo o el salón de actos, ligados al terreno y al espacio exterior, sobre el que se extenderá esta actividad más lúdica del centro aprovechando los días de buen clima. Esta planta con acceso independiente permitirá el uso fuera de los horarios lectivos e incluso en días en los que esté cerrado el centro.

Los anillos orbitan sobre dos grandes patios, dos centros neurálgicos del edificio alrededor de los cuales discurren las comunicaciones de los alumnos, permitiendo una conexión rápida y ágil entre las distintas plantas, de modo que no se produzcan incómodas aglomeraciones a la salida o entrada de los alumnos al aula. Estas circulaciones de ambos anillos están “cosidas” por medio del vestíbulo, donde las escaleras, pasarelas y pasillos se alternan en un juego de vacíos que se asoman unos sobre otros y que ofrecerán un espectáculo para los alumnos y profesores que, desde el patio o en el propio vestíbulo, contemplen el ajetreo de las personas yendo y viniendo.

Se ha apostado por un edificio claramente horizontal, compacto y que libera el máximo espacio en la parcela para jardines y zonas exteriores, aspecto que sin duda facilita las comunicaciones entre los distintos espacios, huyendo de un edificio en altura en el que es necesario el uso constante del ascensor. Esta operación permite que todos los alumnos estén ligados al terreno, al jardín, al exterior.

La disposición de los espacios de docencia en el primer anillo es clara: laboratorios de prácticas de enseñanza en el ala sur del edificio, dejando el ala norte para las aulas teóricas, todas divisibles, de modo que se puedan adaptar fácilmente a las distintas necesidades de espacios que se requieran según la actividad que alberguen. Estas contarán con equipamientos y dotaciones adaptadas a una docencia moderna y actual.

En el segundo anillo, que habrá de construirse en segunda fase, se sitúan los espacios de prácticas específicas de enseñanza de enfermería y al otro lado de la calle se encuentra el Centro de Investigación Biomédica, con acceso y funcionamiento independiente y conectado por medio de pasarelas que permiten la interacción con el resto del centro.
Coronando el conjunto, en la planta alta se ha dispuesto el área funcional de departamentos y el área institucional, apartada del ajetreo de los de alumnos, pero con conexión directa con la zona de aulas y laboratorios docentes.

Dispuestas como si sobre un tablero de ajedrez se tratase, las distintas áreas reafirman su individualidad, al tiempo que reflejan su permanencia a un orden superior, que los sitúa y jerarquiza para atender las diferentes singularidades del entorno (jardines, calles, construcciones vecinas).

Con el buen tiempo se vive más en el exterior que en el interior y sabemos que en una facultad se aprende tanto fuera de las aulas como dentro de ellas. En las zonas ajardinadas, a la sombra de los espacios entre bloques, bajo los porches, en los vestíbulos y pasillos…, el edificio transmite una sensación de encuentro con los demás, con el resto del Campus, propiciando la relación y la cooperación entre los alumnos, que son el centro de nuestro planteamiento.

El vestíbulo, común a todos los usos, podrá albergar el museo y sirve de aglutinador de los tráficos que se producirán hacia las aulas, hacia los departamentos o hacia la planta inferior, donde se ubica el aula magna que, ligada al jardín interior permitirá su extensión y ampliación en días importantes.

Se ha promovido la circulación vertical por el edificio mediante el uso de las escaleras, lo que independientemente del gran ahorro energético que supone no usar el ascensor para todos los desplazamientos, mejora la flexibilidad de uso de las plantas y la interrelación de unas áreas y otras, además de favorecer las relaciones personales.

La luz natural y su aprovechamiento es un elemento primordial que ha conducido el proceso generador del edificio, con el consiguiente impacto que esto produce en primer lugar sobre el consumo energético, pero también, y no menos importante, en las personas.

Se propone el uso de la construcción con elementos prefabricados de hormigón que redundará en un menor plazo y costo de la construcción, al tiempo que facilita las labores de mantenimiento y prolonga la vida útil de los materiales al haber sido fabricados en taller y con mayores medidas de control de calidad.

El uso del hormigón prefabricado como solución a problemas técnicos, de plazo, e incluso económicos tiene una larga tradición en la arquitectura iniciada por ejemplos tan paradigmáticos como los de Gordon Bunshaft para Skidmore, Owings & Merrill en los EE. UU o los edificios proyectados por Miguel Fisac en España en la segunda mitad del siglo pasado, siendo hoy en día habitual en los edificios más vanguardistas.

Nuestra propuesta utiliza un lenguaje visual que reconoce su origen industrial, pero que se matiza con acabados de aspecto elegante. La arquitectura prefabricada ha adquirido el prestigio que siempre tuvo la tecnología, y su uso es hoy sinónimo de eficacia medioambiental y modernidad.

El esquema estructural propuesto persigue una adecuación perfecta al programa requerido. La presencia constante de un material, el hormigón, y la percepción de la modulación como elemento básico generador del edificio, transmitirán una lectura del espacio rica en matices y de elegante rigor.

El nuevo Centro de Ciencias de la Salud será un edificio singular, lleno de actualidad, de luz, inevitablemente tecnológico, y con una imagen potente, que lo convertirá en referencia del Campus.
Programa funcional
Se ha resuelto por completo el programa funcional descrito en las bases del concurso, dando respuesta a todas las necesidades planteadas.

Gracias a la flexibilidad de los espacios de la propuesta, es posible la adaptación a los cambios que pudieran surgir tanto durante la redacción del proyecto e incluso durante la ejecución de las obras, como en un futuro, ya con el edificio en funcionamiento.

Todas las áreas gozan de independencia de uso e identidad propia dentro del complejo, al tiempo que permiten la perfecta interacción entre ellas cuando sea necesario.

Se han tenido en cuenta, a la hora de organizar los accesos y las comunicaciones tanto interiores como exteriores, las condiciones de accesibilidad, permitiendo una accesibilidad universal para todos los usuarios del edificio.

Construcción por fases
Se ha estudiado la construcción por fases del edificio, para cumplir los objetivos expuestos en las bases. Se plantea la división en dos anillos que se construirán de forma consecutiva y sin interferencias.

En la primera fase se construirá el “anillo” ubicado enteramente en la parcela al oeste del nuevo vial. Este volumen contiene los usos más urgentes: Aulario y Facultad de Farmacia, y tiene una superficie computable urbanísticamente de 12.069,35 m2. Esta primera fase se ha estudiado para respetar las alturas máximas de la actual norma urbanística, así como la ocupación, edificabilidad y el resto de normativa vigente. Todo el volumen descansa sobre una planta de pilares, que albergará de forma provisional un aparcamiento cubierto, así como los locales de instalaciones de todo el conjunto. También en esta fase se construirá la planta sótano de aparcamiento con capacidad para 305 vehículos, lo que evitará los movimientos de tierras durante la segunda fase de construcción. Una vez concluido el primer anillo, el edificio podrá ocuparse, pudiéndose acometer el segundo de forma independiente y con mínimas molestias para los ocupantes del centro.

La ejecución de la segunda fase se plantea tras la redacción de un plan especial que regule la nueva construcción, ordene los volúmenes, y aumente la edificabilidad para poder desarrollar el resto del programa. En esta segunda fase se llevará a cabo la construcción del segundo anillo que, junto con la ocupación de la planta baja del primer edificio, albergará todos los usos comunes y públicos del conjunto y agota la edificabilidad hasta los 24.000 m2 que se prevén en el nuevo plan especial.

Existen en la historia de la arquitectura multitud de edificios que “coexisten” a ambos lados de una calle, permitiendo una imagen única y representativa de un edificio como el nuestro, con diversidad de usos, pero sin duda, entre estos podemos destacar el edificio para la Bauhaus de Dessau de Walter Gropius de1925.

Aparcamientos
El aparcamiento se sitúa en sótano con capacidad para 305 vehículos, realizándose el acceso por el vial existente al oeste de la parcela. Este acceso se realiza directamente a cota por la parte baja de la parcela, sin necesidad de rampa. De este modo el tráfico rodado no supone un disturbio para la actividad del edificio al tiempo que libera la mayor superficie de parcela posible para destinarla a zonas verdes, de relación y descanso. La dotación de aparcamiento se completa durante la primera fase hasta los 350 vehículos, ocupando el porche que se genera bajo el primer anillo. Cuando el edificio se completa, en la segunda fase, y de acuerdo con la tendencia actual de promoción del transporte colectivo, se ajustarán a la baja el número de plazas de aparcamiento quedando para el futuro exclusivamente las plazas bajo rasante.