Info




Edificio Aulario Departamental Universidad Rey Juan Carlos, Móstoles.

 

 

Concurso restringido. Primer premio

 

UBICACIÓN
Móstoles, España

AUTORES DEL PROYECTO
Gerardo Ayala Hernández
Mateo Ayala Calvo
Marcos Ayala Calvo

COLABORADORES
Mª Concepción Calvo Campos, Ingrid Halbach, Leticia Roqués Gómez, Sergio Jiménez González, Mª Carmen Pozo Saavedra, Raquel Ruiz García, Eva López Lendínez, Raquel García Moreno, Virginia Bringas Beranek, Enrique Ibáñez de Pablo, José Antonio Fuentes Flores; Mónica Encinas

INFOGRAFÍAS / INFOGRAPHICS
Drama (Fran Mateos, Eloy Noriega, Pablo Jiménez)

MAQUETA / MODEL
Arquitectos Ayala

PROMOTOR / CLIENT
Universidad Rey Juan Carlos

SUPERFICIE
9.223,35 m2

FECHA CONCURSO
Enero 2021

MEMORIA

El edificio contiene dos programas diferentes: aulario y departamentos, y una serie de elementos comunes, por esto se ha pensado en jerarquizar y dividir el programa en busca de un orden que articula el proyecto.
La solución planteada propone un contenedor flexible estructural y funcionalmente, que contendrá el programa de aulas por un lado y el programa departamental por el otro, sin interferencias entre ambos, pero formando parte de un conjunto unitario.
El edificio se ordena en dos alas paralelas y bien orientadas en la parcela según la trama heredada, pero añadiendo una nueva experiencia al orden establecido. Dispuestos como si sobre un tablero de ajedrez se tratase, las alas reafirman su individualidad, al tiempo que reflejan su permanencia a un orden superior, que los sitúa y jerarquiza para atender las diferentes singularidades del entorno (jardines, calles, construcciones vecinas).
En altura, el edificio se desarrolla en tres plantas sobre rasante, si bien una sencilla operación consistente en levantar la planta baja ligeramente (1,50 m) sobre el terreno, permite la aparición de una planta “jardín” iluminada en su perímetro. Esta planta se semientierra para encontrar privacidad en un patio ajardinado, que será el corazón sobre el que orbita todo el proyecto.
Con el buen tiempo se vive más en el exterior que en el interior y sabemos que en una facultad se aprende tanto fuera de las aulas como dentro de ellas. En las zonas ajardinadas, a la sombra de los espacios entre bloques, bajo los porches, en los vestíbulos y pasillos…, el edificio transmite una sensación de encuentro con los demás.
El uso jerarquiza la planta: un ala para los laboratorios y otra para los seminarios, dividen horizontalmente el espacio, mientras que las comunicaciones (pasarelas y escaleras) marcan la división en módulos. En este sentido se ha preferido trabajar más sobre una “formula” que sobre una forma, sobre un planteamiento tipológico más que sobre una “imagen”.
Igualmente, en sección esta jerarquía se aplica mediante un vector que va de lo más público a lo más privado. El vestíbulo común a todos los usos sirve de aglutinador de los tráficos que se producirán hacia las aulas, hacia los departamentos o hacia la planta inferior, donde se ubica el aula magna que, ligada al jardín interior permitirá el uso fuera del horario lectivo.
En el aulario, las circulaciones verticales quedan articuladas en torno a dos grandes núcleos de escaleras situadas entre las aulas, mientras que en el departamental las escaleras, forman núcleos asociados a los aseos y servicios comunes. Estos núcleos funcionarán como puntos fijos en la organización de la planta, como focos sociales, señalan el tránsito de un ala a otra y sirven como lugar de encuentro y relajación.
Se ha favorecido enormemente la circulación vertical por el edificio usando las escaleras, lo que independientemente del gran ahorro energético que supone no usar el ascensor para todos los movimientos, mejora la flexibilidad de uso de las plantas y la interrelación de unas áreas y otras, además de favorecer las relaciones personales. Escaleras, pasarelas y pasillos alternan en un juego de vacíos que se asoman unos sobre otros y que harán de los vestíbulos y zonas comunes un espectáculo para los alumnos y profesores, que desde el patio o el vestíbulo contemplen el ajetreo de las personas yendo y viniendo.
El esquema constructivo sigue esta misma lógica funcional: un contenedor se apoya en un basamento; en la convicción de que la sencillez constructiva ayudará a una percepción más amable y positiva del edificio.
El uso del hormigón prefabricado como solución a problemas técnicos, de plazo, e incluso económicos tiene una larga tradición en la arquitectura iniciada por ejemplos tan paradigmáticos como los de Gordon Bunschaft para Skidmore, Owings & Merrill en los EE. UU o los edificios proyectados aquí en Madrid por Miguel Fisac en la segunda mitad del siglo pasado, siendo hoy en día habitual en los edificios más vanguardistas.
Se propone el uso de la construcción con elementos prefabricados de hormigón que redundará en un menor plazo y costo de la construcción, si bien es cierto que, la planificación y la coordinación de diseño necesaria para desarrollar este proceso industrializado, hace mucho más laboriosa la redacción del proyecto de ejecución que en la construcción habitual. En este sentido, Arquitectos Ayala SLP ha acumulado una gran experiencia en este tipo de soluciones, lo que asegurará el éxito del proyecto.
Nuestra propuesta utiliza un lenguaje visual que reconoce su origen industrial, pero que se matiza con acabados de aspecto elegante. La arquitectura prefabricada ha adquirido el prestigio que siempre tuvo la tecnología, y su uso es hoy sinónimo de eficacia medioambiental y modernidad.
El esquema estructural propuesto persigue una adecuación perfecta al programa requerido. La presencia constante de un material, el hormigón, y la percepción de la modulación como elemento básico generador del edificio, transmitirán una lectura del espacio rica en matices y de elegante rigor.
Se trata en fin de hacer uso del catálogo de la industria en vez de inventar detalles más o menos “bellos”, e insistir en la claridad del diseño constructivo.
El uso de la “obra seca”, prefabricada, modulada, industrializada, no deja margen a la imprecisión, no habrán de existir tapa-juntas o cubre-errores de ningún tipo. “TODO ENCAJA”.