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Edificio para docencia, investigación y departamental. Facultad de Ciencias de la Educación y del Deporte. Campus Fuenlabrada URJC

 

 

Concurso. Primer premio

 

UBICACIÓN
Fuenlabrada, España

AUTORES DEL PROYECTO
Gerardo Ayala Hernández
Mateo Ayala Calvo
Marcos Ayala Calvo

COLABORADORES
Mª Concepción Calvo Campos, Ingrid Halbach, Leticia Roqués Gómez, Sergio Jiménez González, Mª Carmen Pozo Saavedra, Raquel Ruiz García, Raquel García Moreno; Mónica Encinas

INFOGRAFÍAS / INFOGRAPHICS
Drama (Fran Mateos, Eloy Noriega, Pablo Jiménez)

CONSTRUCTORA / CONSTRUCTION
DRAGADOS

PROMOTOR / CLIENT
Universidad Rey Juan Carlos

SUPERFICIE
6.730 m2

FECHA CONCURSO
Diciembre 2023

 

MEMORIA

“DIEZ MESES”

El edificio contiene varios programas diferentes: docencia, departamentos, investigación y deportivo, por esto se ha pensado en jerarquizar y dividir el programa en busca de un orden que articule el proyecto.

El edificio se plantea sobre una solución en dos contenedores unidos, cada uno de ellos flexible estructural y funcionalmente, que contendrán el programa docente y departamental por un lado y el pabellón polideportivo por el otro, sin interferencias entre ambos, pero formando parte de un conjunto unitario. Esta dualidad se ve reforzada arquitectónica y constructivamente, al utilizar dos soluciones estructurales diferentes entre ambos bloques: madera en el pabellón, y hormigón prefabricado en el bloque docente.

Dispuestos sobre una trama modular, ambos bloques reafirman su individualidad, al tiempo que reflejan su pertenencia a un orden superior que los sitúa y jerarquiza, para atender las diferentes singularidades del entorno (jardines, calles, construcciones vecinas).

En sección, el edificio se desarrolla en tres plantas, si bien una sencilla operación consistente en levantar la planta intermedia ligeramente sobre el terreno, situándola a la cota +1,50 m., deja sólo dos plantas sobre rasante, y permite acceder al edificio en un nivel intermedio, una planta por encima de la cota en la que se apoya la pista.

La parcela no es en absoluto plana, como puede parecer en una rápida visita al solar, sino que presenta un desnivel en su perímetro de más de dos metros, por lo que la elección de la cota de apoyo de la pista polideportiva condiciona el buen funcionamiento de toda la propuesta. Se ha situado la pista deportiva un metro sesenta por debajo de la cota del aparcamiento (cota -2.10 m.), por lo que se minimiza el movimiento de tierras necesario para encajar todo el edificio. Esta solución distingue en sección los tránsitos de los usuarios hacia las distintas áreas, sin interferencias y minimizando los recorridos por el edificio.

Las aulas teóricas y las de práctica deportiva no deben molestarse entre sí. Los recorridos con más público no deben interferir en los más privados, los pequeños despachos deben quedar incorporados junto con los grandes gimnasios en un volumen ordenado y coherente. Con frecuencia estos edificios nos recuerdan a los “hombres orquesta”. El pobre músico toca la guitarra, mientras se afana por tocar a la vez la armónica que lleva al cuello, un bombo colgado de su espalda, platillos en sus rodillas y muchos otros instrumentos adheridos a su cuerpo, que trasforman su figura por completo. Nuestra propuesta trata de hacer que ese hombre orquesta se parezca más al elegante director de una sinfónica que, sin aparente esfuerzo, hace sonar cada uno de los instrumentos en perfecta armonía, manejándolos con una simple batuta.

Es por esto por lo que pensamos que el edificio no debe ser una adición de los diferentes programas sobre el pabellón polideportivo, distorsionando su elegante proporción, y suponiendo una interferencia en su uso diario. El edificio debe resolver, con aparente sencillez, una secuencia de espacios ordenados por tamaños y usos, que han de funcionar a la vez y sonar “armoniosamente” como la orquesta sinfónica.

El uso jerarquiza la planta: tres bandas paralelas dividen la actividad buscando la máxima independencia entre ellas. Una para el pabellón deportivo, y dos más en el módulo de hormigón prefabricado separadas por el patio central. La modulación de los soportes estructurales divide el espacio en uno y otro lado buscando el “máximo común modulador”.

Igualmente en sección esta jerarquía se aplica mediante un vector que va de lo más público a lo más privado. El vestíbulo, común a todos los usos, sirve de aglutinador de los tráficos que se producirán hacia las aulas frente al patio, subiendo una planta hacia los departamentos o descendiendo hacia la planta inferior, donde se ubica el programa más puramente deportivo, ligado al uso de los grandes vestuarios.

Frente al acceso, el patio introduce la luz natural hacia todas las dependencias, generando la separación necesaria entre la actividad más ruidosa y la necesaria tranquilidad del espacio de trabajo en oficina.

Las aulas teóricas se ubican en esta planta de acceso abiertas al patio. Con el buen tiempo se vive más en el exterior que en el interior y sabemos que en una facultad se aprende tanto fuera de las aulas como dentro de ellas. La escalera de acceso a la primera planta recorre verticalmente el jardín central, conduciendo a alumnos y profesores hasta el espacio representativo del decanato.

En las zonas ajardinadas, a la sombra de los espacios entre bloques, bajo los porches, en los vestíbulos y pasillos…, el edificio transmite una sensación de encuentro con los demás.

Todas las dependencias dedicadas a la práctica deportiva y sus servicios asociados se encuentran en la planta inferior, a nivel de la pista polideportiva, quedando así separada esta actividad de la que se desarrolla en la primera planta.

En el vestíbulo las circulaciones verticales hacia el pabellón deportivo quedan articuladas en torno a la escalera, que ocupa el espacio dedicado al rocódromo. Este espacio se prolonga en vertical por toda la altura del edificio, y termina en un lucernario, que baña el vestíbulo de acceso al graderío de público.

Rodeando el patio central se llega hasta el espacio que ocupa el rocódromo. Pensado como un vestíbulo que unifica la altura total del edificio y permite ver los distintos vacíos de los espacios deportivos. Por un lado, la pared del rocódromo, que recorre la totalidad de la sección del edificio, 14,4 metros de atura, por otro las ventanas insonorizadas que se asoman sobre las aulas de gimnasia y combate en doble altura, y por último entrar en el gran espacio del pabellón polideportivo, en el que su espacialidad se matiza con diversas alturas y visiones diagonales sobre los jardines y espacios que rodean el pabellón.

Se ha favorecido enormemente la circulación vertical por el edificio usando las escaleras, lo que independientemente del gran ahorro energético que supone no usar el ascensor para todos los movimientos, mejora la flexibilidad de uso de las plantas y la interrelación de unas áreas y otras, además de favorecer las relaciones personales. Escaleras, pasarelas y pasillos alternan en un juego de vacíos que se asoman unos sobre otros y que harán de los vestíbulos y zonas comunes un espectáculo para los alumnos y profesores, que desde el patio o el vestíbulo contemplen la actividad en los gimnasios, el rocódromo, o el polideportivo.