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Museo de la Historia Bávara. Regensburg

 

Concurso

UBICACIÓN
Regensburg, Alemania

AUTORES DEL PROYECTO
Gerardo Ayala Hernández
Mateo Ayala Calvo
Marcos Ayala Calvo

COLABORADORES
Mª Concepción Calvo Campos, Ingrid Halbach, Leticia Roqués Gómez, Sergio Jiménez González, Mª Carmen Pozo Saavedra, Javier Prats Bonet, Ana Paula Rodríguez Cabañas, Almudena Rodríguez Cózar, Alejandro Rodríguez Fraga, Vanessa Poncio Castro

SUPERFICIE
8.320 m2

FECHA CONCURSO
Enero 2013

 

MEMORIA

La función principal de un museo es instruir, la segunda entretener” Louis Khan.

A pesar de que la lectura de las bases de la convocatoria, podría desprenderse una solución en dos edificios, Museo y biblioteca, pensamos que la propuesta debe aunar en un solo volumen ambos programas. Por un lado resolver correctamente un programa de museo funcional y representativo, y por otro encontrar una respuesta a las condiciones físicas del solar de actuación.

Haciendo una síntesis de las topologías arquitectónicas del museo, se pueden distinguir dos modelos de larga tradición que tiene su paradigma en la arquitectura del S.XX en la Neues Galerie de Mies Van der Rhoe y el museo Kimbell de Louis Kahn. Mientras el primero funciona como un gran espacio contenedor , en el que hace falta una intervención arquitectónica posterior que modifique el espacio en función de cada exposición concreta, pero que permite gran diversidad de contenidos, el segundo modelo se basa en una secuencia de galerías iluminadas cenitalmente, en las que la altura de los espacio centrales es usada para piezas de gran volumen y las paredes para los cuadros, lo que es mas acorde con el contenido  de una colección permanente.

La propuesta dispone sobre el solar una serie de naves paralelas al río y de longitud variable, que se acomodan a la silueta del solar y sus medianeras, utilizando idéntica estrategia a la usada históricamente para la disposición de las edificaciones en la ciudad. Esta trama de naves paralelas queda distorsionada por la aparición de dos patios sustraídos al volumen general dividiéndolo diagonalmente en dos cuerpos. Por un lado el museo que protagoniza la imagen del conjunto hacia el río y por el otro la biblioteca y la administración que ocupan los cuerpos con fachada a la calle posterior, y la ciudad.

Los usos se establecen por niveles de forma que las exposiciones temporales aprovechan la planta baja mas diáfana y versátil, mientras que en el primer nivel encontramos las salas dedicadas al contenido estable bajo las cubiertas bañadas ligeramente por la luz natural, que podrá ser controlada fácilmente por zonas.

La obligada protección del desbordamiento del río a 50 cm sobre el nivel de máxima avenida se aprovecha para modular el suelo de la planta baja a diferentes cotas de forma que mediante suaves escalinatas y rampas se establecen distintos niveles para los distintos usos, lo que ayudará al visitante a recorrer el museo encontrándose de forma natural un paseo en planta y sección por todo el volumen construido. En el vestíbulo el espacio discurre entre experiencias contrastantes de lleno y vacío, estático y dinámico, centrípeto y centrifugo.

La zona donde se ubicará el nuevo museo, es un lugar con una fuerte impronta en el recuerdo de los habitantes de Regensburg, con lo que la actuación pretende ser respetuosa e integradora con su entorno. Así las galerías deben su forma al recuerdo que sobre el frente fluvial proyectan las construcciones tradicionales como el vecino “lager”. Del que se ha tomado el ángulo de inclinación de las cubiertas.

Como un vestido de “lentejuelas” descansa sobre el cuerpo del museo la cubierta de piezas cerámicas que a la manera tradicional de las tejas de cola de castor viste también los alzados al río y la calle, dejando visto en los testeros el hormigón. Las piezas cerámicas esmaltadas en blanco se disgregan en las zonas dedicadas a la lectura, sin que se aprecie desde el exterior ningún hueco que altere la continuidad de la imagen, y permitiendo desde el interior de la sala de lectura vistas sobre el río. Esta piel irisada captara la luz reflejándola en un juego de colores de apariencia aterciopelada.

La propuesta pretende moverse en equilibrio por el fino filo entre el necesario carácter público de un museo y la intimidad y serenidad de los espacios interiores, entre las referencias a la arquitectura intemporal y la elegancia de las soluciones constructivas del lenguaje moderno, para conseguir una imagen integradora serena y representativa del humor Bávaro. Madrid enero de 2013, sexto año de la crisis.