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Nueva sede de la Xunta de Galicia en Ourense

 

 

Concurso. Accésit

 

UBICACIÓN
Ourense

AUTORES DEL PROYECTO
Gerardo Ayala Hernández
Mateo Ayala Calvo
Marcos Ayala Calvo

COLABORADORES
Mª Concepción Calvo Campos, Ingrid Halbach, Leticia Roqués Gómez, Sergio Jiménez González, Mª Carmen Pozo Saavedra, Raquel Ruiz García, Raquel García Moreno; Mónica Encinas

INFOGRAFÍAS / INFOGRAPHICS
Drama (Fran Mateos, Eloy Noriega, Pablo Jiménez)

PROMOTOR / CLIENT
Xunta de Galicia. Vicepresidencia primera y Consellería de Presidencia, Justicia y Turismo.

SUPERFICIE
27.871 m²

FECHA CONCURSO
Noviembre 2022

 

MEMORIA

El solar donde ha de implantarse el nuevo edificio administrativo de la Xunta de Galicia ha ido acumulando diferentes situaciones que hacen difícil el funcionamiento correcto de todo el conjunto, y que han terminado por desdibujar una imagen unitaria de la plaza y el resto de la edificación que ayudaría a mejorar el espacio público y su desarrollo.

Creemos que el lugar reclama una actuación alegre, decidida y conjunta, que impregne un nuevo orden y que resuelva definitivamente el complejo funcionamiento de todos los edificios, aparcamientos y espacios libres.

El proyecto establece estrategias sobre la parcela componiendo definitivamente una gran plaza, que será el corazón de los usos comunes del conjunto.

Una nueva plaza, bien formalizada y completa se plantea como solución para integrar toda la edificación. Diversos usos y situaciones conviven en un entorno controlado y jerarquizado, sin interferencias entre sí, pero contribuyendo en la unidad.

El nuevo edificio administrativo será un edificio singular, lleno de actualidad, de luz, inevitablemente comprometido con la sostenibilidad, y con una imagen rotunda, que lo convertirá en imagen representativa de la Xunta en la ciudad.

En la ordenación recibida, la plaza se encuentra abierta por distintas zonas libres en todo su perímetro, por lo que no queda formalizada con una geometría reconocible, desdibujando su carácter, y no resultando un espacio adecuadamente funcional. La propuesta consiste en formalizar claramente la intención subyacente en el planeamiento de generar una plaza. El nuevo edificio administrativo completa la edificación ocupando las zonas libres entre los bloques, formalizando un perímetro continuo junto con los bloques de las parcelas 7 y 8.

El espacio libre en la plaza queda delimitado y hacia ella se abrirán los soportales previstos en el planeamiento, así como el de la residencia de estudiantes, ya construida, posibilitando que se desarrollen actividades propiamente urbanas, al volcarse la actividad comercial, lúdica, y de descanso, en un entorno propicio, y no en un espacio desangelado y carente de carácter.

Esta operación no solo clarifica el espacio público de la plaza, sino que termina de configurar el patio de manzana que forman las edificaciones existentes en el lado oeste con los bloques 8 y 9, evitando que los espacios traseros y de servicio de estas edificaciones, llenos de ropa tendida y acopios varios, sean visibles desde el espacio público ordenado en la plaza.

Por otro lado, el desnivel que existe en las calles que rodean todo el conjunto, se resuelve dentro de la plaza mediante el basamento del propio edificio administrativo, de forma que la plaza no queda desvirtuada por la aparición de distintos niveles sobre ella.

Organizado en diversos volúmenes, el zócalo alberga el vestíbulo general del edificio, permitiendo que descanse sobre él el cuerpo dedicado a las oficinas, al tiempo que resuelve el contacto con la pendiente del terreno.

El movimiento de las personas por el interior de la plaza quedará ordenado por sus accesos, sirviendo el zócalo como “escalera” entre el interior y el exterior de esta.

La organización de la planta surge de la división del espacio de trabajo en unidades o “paquetes” funcionales dispuestos sobre la planta como módulos sucesivos que, al desplazarse o incluso suprimirse en uno u otro nivel, generan un vacío central alrededor del cual orbitan todos los espacios de relación social, reunión, descanso y trabajo informal. Surge así una espina central de comunicación que atraviesa longitudinalmente el edificio y que vertebra todas las áreas de trabajo, abriéndose hacia la fachada y la luz allí donde desaparecen las oficinas. Así, el espacio interior del edificio queda señalado por distintas zonas en las que el pasillo se ensancha y se vuelca sobre las terrazas hacia el exterior, consiguiéndose que los espacios interiores se expandan a lo alto en toda la sección vertical del conjunto y que queda expresado en la imagen de la fachada principal, en un arquitectónico movimiento homenaje al maestro Alejandro de la Sota.

La imagen unitaria del conjunto y la singularidad de las piezas se suman en un juego de fuertes contrastes. El juego entre positivo y negativo aparece como resultado de esta yuxtaposición entre lleno y vacío, apoyado y volado, estático y dinámico, terrazas y paquetes, que se percibe como un despliegue inquietante de formas en el aire, que promueve experiencias contrastantes de serenidad y movimiento, seguridad y sorpresa.

Ciertamente, es la lógica funcional la que ordena y coloca las diversas piezas, pero se ha procurado explotar la capacidad emotiva de cada uno de los espacios, terrazas, dobles alturas, para que el conjunto resulte atractivo y deje una impronta en el usuario.

Frente a estos paquetes de oficina y volcados sobre la tranquilidad de la plaza, se sitúan la totalidad de los despachos individuales solicitados en el programa de necesidades, de forma que quedan uniformemente distribuidos por todas las plantas y niveles.

La oficina abierta permite configuraciones variables según las necesidades de los distintos departamentos, bien por su mayor o menor tamaño, o bien por su distribución jerárquica, dividida en más o menos unidades funcionales.

También la forma en que se desarrolla la tarea, más o menos en grupo y como cambia esta a lo largo de la jornada, sugiere que el espacio ha de acomodarse a situaciones muy variables, ahora y en el futuro.

No creemos que una planta diáfana sin ninguna jerarquización del espacio pueda resultar útil para cualquier situación, por lo que se ha pensado en una oficina dividida en módulos funcionales que junto a una eficaz geometría de la estructura y las instalaciones permitirá la perfecta modulación de la planta en diferentes secciones, capaces de ordenar a todo el diverso personal que ha de ocupar el edificio.

Dentro de este esquema se despliega un paisaje de oficinas transparente y abierto que fomenta la comunicación y la interacción como condiciones básicas del trabajo colaborativo.

Los vacíos, las terrazas y la luz que recorre la espina, permitirán particularizar cada zona, evitando la monotonía y desubicación del usuario a lo largo del edificio. Estos puntos fijos en la organización de la planta funcionan como focos sociales, señalan el tránsito de unas secciones a otras y sirven como lugar de encuentro y relación.

Se ha favorecido enormemente la circulación vertical por el edificio usando las pequeñas escaleras para los desplazamientos cortos, lo que independientemente del gran ahorro energético que supone no usar los ascensores para todos los movimientos, mejora la flexibilidad de uso de las plantas y la interrelación de unas áreas y otras, además de favorecer las relaciones personales.

Dobles alturas y escaleras alternan en un juego de llenos y vacíos que se asoman unos sobre otros y que harán de este espacio un espectáculo para los que, desde el vestíbulo, contemplen el ajetreo de las personas yendo y viniendo por estos pasillos.

El edificio ocupa las parcelas libres que rodeaban la plaza para poder cumplir con el objetivo de edificabilidad marcado en el pliego de bases, conservando la alineación propuesta hacia la Avenida Ramón Otero Pedraio,

Se ha procurado rebajar la altura total del edificio, igualando la de sus futuros vecinos. Así, se han desarrollado las oficinas en seis plantas por encima de la baja, y no ocho, para minimizar los desplazamientos en vertical por el edificio.

En altura, los edificios residenciales previstos para los bloques 7 y 8, se desarrollan en ocho plantas de tres metros, es decir 3 x 8 = 24 metros más la planta baja, mientras que el edificio administrativo se desarrolla en planta baja más seis plantas de cuatro metros de altura, 6 x 4 = 24 metros, igualándose ambas cornisas.

La altura de cuatro metros en las plantas de oficina se hace indispensable para facilitar la distribución de instalaciones tanto por suelo como por techo sin problemas.

El aparcamiento y el resto de usos bajo rasante queda ordenado bajo la ocupación del edificio sobre rasante, sin que haya zonas libres con aprovechamiento privado, y liberando hacia la plaza suficiente espacio para reservar un túnel de concesión municipal que de acceso al garaje del bloque 9.

Los accesos a los sótanos de las distintas parcelas se han independizado del acceso al sótano del edificio administrativo. Para situar las rampas de acceso a unos y otros, se ocupan mínimamente los espacios libres, de forma que quedan integradas en la ordenación sin apenas impacto visual o funcional en el espacio público. Las rampas para descender al segundo y tercer sótano de los bloques 7, 8 y 9 se han pensado adosadas a los propios muros de contención de los respectivos garajes, enterradas bajo las zonas libres, con lo que se abarata su construcción y se gana en maniobrabilidad y funcionalidad.

La distribución en tres plantas del aparcamiento permite una máxima rentabilidad en términos de m2 construidos por plaza de garaje (21m2/plaza)

La plaza forma ahora un cuadrado de 5.000 m2 sin ocupación ni sobre ni bajo rasante, respetando escrupulosamente la dimensión obligada en las bases para la plaza central, lo que permitiría su utilización como garaje con acceso desde la bocacalle de Rodriguez Castelao ahora cortada.

Los flujos de las visitas ocasionales y de los ocupantes habituales del edificio quedan independizados para mejorar la seguridad y la funcionalidad del edificio. Peatonalmente el acceso al edificio se centraliza en el vestíbulo general, donde desembarcan los ascensores que provienen del garaje, lo que obliga a que todos los usuarios pasen necesariamente por el vestíbulo de acceso y puedan ser controlados. Desde este punto común de acceso libre, los funcionarios acceden a través de los tornos que dan paso al núcleo de ascensores y escaleras hasta las distintas plantas de trabajo, mientras que los visitantes, se dirigirán de forma natural hacia el punto de control a ellos destinado, y a través del cual se acede a las zonas de información, salón de actos y aulas de formación, ubicadas en la planta primera.

Al pensar en un edificio de oficinas es evidente que la repercusión del precio de la fachada sobre el m2 de oficina es un dato que debe balancearse con el bienestar del espacio de trabajo, o lo que es lo mismo con la calidad de luz y de vistas que reciben las zonas de trabajo. El edificio tiene un factor de forma óptimo para el desarrollo de la actividad laboral en oficina, lo que supondrá una ventaja en la demanda energética del volumen construido.

Se plantea una solución con fachada de vidrio de suelo a techo, en las áreas de trabajo colectivo, mientras que en los despachos se reducirá la superficie de vidrio ampliando la parte opaca de paso de forjado hasta el antepecho. La fachada quedar protegida mediante los parteluces verticales, y horizontales que producirán un sombreamiento del vidrio cercano al 100% durante las 24h del día, lo que permite controlar la temperatura en el interior, consiguiéndose una drástica reducción en la transmisión de cargas entre el interior y el exterior, con el consiguiente ahorro energético. La piel resultará una imagen transparente que trasmitirá los valores de la administración y proporcionarán un juego de colores aterciopelados durante el día.

En la materialización de la propuesta subyace la idea de rigor eficacia, apuntalada sobre una geometría sencilla, con la que se pretende racionalizar la construcción y aprovechar los recursos naturales. Se aprovechará la creciente industrialización de la construcción actual por lo que se plantea una construcción a base de elementos prefabricados (módulos de fachada, mamparas…) con el objetivo de reducir costes y plazos de ejecución además de acometer una construcción sostenible desde el punto de vista ecológico. Como elemento diferenciador el edificio será cero emisiones.

Un proyecto innovador para un ciudadano renovado. Un producto industrializado y sostenible con posibilidad de ser individualizado por áreas, un espacio para el desarrollo individual de cada trabajador y un lugar de integración social para la comunidad.